lunes, 7 de noviembre de 2011

Llueve, toca mojarse.

Antes de ayer llovía en mi ciudad. Hasta aquí nada anormal. Lo curioso del tema es que íbamos sin paraguas. Decidimos dejarlo en casa pese a que amenazaba lluvia. Nos la jugamos y perdimos. "Toca mojarse", pensé.

¡Menuda lata!... ¡O no!... Depende de cómo quiera uno mirar las cosas. Mi hijo decidió que ya que se estaba mojando iba a saltar de charco en charco. Lo cual implicaba que se iba a poner de agua hasta el tuétano. Le dijimos que no lo hiciera, que acabaría perdido. Decidió no hacernos caso, algo normal en un persona de cinco años. Así que al final desistimos. Pensé:  Los niños y los adolescentes tienen la capacidad de ver más allá que los adultos. Saben disfrutar de las cosas, tienen esa visión especial del mundo que los adultos hemos perdido.

Ese mismo día me sentía alegre, los alumnos de 4º de ESO que este año me han tocado en suerte me habían demostrado algo que yo ya intuía, pero que al no conocerles debía confirmar. Me demostraron que son capaces de grandes empresas. Habían realizado, para recaudar dinero para el viaje de fin de curso, una recreación del "Hotel Krüeger" del Tibidabo, una especie de Pasaje del Terror. Entré pensando que me reiría mucho al verles caracterizados. Salí de allí con el corazón a 100 por hora y soltando adrenalina a toda máquina. Os puedo asegurar que habían ido mucho más allá de lo que sinceramente esperaba. Todo estaba bien recreado, mejor organizado y su ilusión por hacer las cosas bien te transportaba a un escenario realmente terrorífico y espectacular. Salí entusiasmado del instituto. Me sentía una persona afortunada por poder dar clase a gente tan fantástica. Mi primer pensamiento fue: "Qué suerte tienes, qué afortunado eres. Ahora medita sobre qué has aprendido hoy"

Le di vueltas y me dije: "Recuerda que cuando estos chicos y chicas se implican, pese a sus dificultades, no olvidemos el conflicto de la comisión,  son creativos y capaces de cualquier cosa. Cuando se ilusionan pueden ir mucho más allá de lo que los adultos creemos". Por suerte es algo que sé, pero en ocasiones lo olvido. Lección recordada por enésima vez.

Un rato más tarde y pasada la sensación de euforia por lo bien que me lo habían hecho pasar, seguía dándole vueltas a la cuestión: en ese momento venía a  mi mente las siguientes preguntas:  ¿Cómo me lo puedo montar yo para generar esa energía en mi clase de matemáticas?...¿Cómo puedo hacerles ver que las mates y por extensión la ESO pueden ser igual de apasionantes?

A día de hoy en ello estoy. Sigo dando vueltas al tema de la motivación y su implicación en un aula de matemáticas. ¿Cómo puedo llegar a mi objetivo? ¿Son conscientes mis alumnos de que tienen ante ellos un profesor-coach? ¿Sabemos todos y todas ver el lado positivo de las cosas que nos ocurren? ¿Podemos ir más allá de nuestros conflictos y trabajar todos como un equipo vertebrado y cohesionado? ¿Es este 4º un grupo humano capaz de ver lo que yo estoy intuyendo, capaz de llegar a la excelencia en su rendimiento?

Son preguntas que me asaltan con frecuencia, tantas preguntas y algunas más que me hacen avanzar. Cada día pienso que he echado a andar por una senda de un solo sentido, siempre hacia adelante.

Antes de ayer fue un gran día. Los alumnos y mi hijo me ofrecieron dos grandes lecciones. Me hicieron rejuvenecer, me regalaron bellos momentos. Por eso les estoy agradecido y me siento entusiasmado. He ahí la razón que me impulsa a escribir esta humilde nota de agradecimiento.

Por ello digo: "Gracias chicos y chicas de 4º. A todos y a todas, los que estabais dentro, los que estabais fuera recaudando o tocando,  los que estabais en la puerta gestionando la cadencia de entrada. Y, ¿por qué no? a los que no habeis colaborado en esta ocasión, pero lo hareis más adelante en otros empeños."

Me he propuesto aprovechar un día de lluvia para emular a mi hijo y al gran Gene Kelly en la impresionante "Singing in the rain". Eso sí, de forma más limitada, yo no sé cantar ni bailar, pero creo que sí sabré disfrutar de la lluvia en mi cara y de saltar de charco en charco. Porque esos pequeños placeres no deberían perderse nunca.

Por cierto, ¿qué tal si disfrutamos de Kelly y su momento estelar? ¿Lo hacemos un día en tutoría? Aquí le teneis...




Gracias, de nuevo a todos.

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