martes, 1 de marzo de 2011

Empezamos por la cortesía

Bienvenidos al mes de marzo.  A los que venís por aquí:
Desde tutoría  hace mucho tiempo decidí empezar a trabajar valores. Estos parecen sencillos, pero trabajarlos es duro y complicado. Mis metas son ambiciosas, y creo que puedo ser generoso en el trabajo. Pretendo llegar al respeto, a la generosidad, a la confianza...

¿Me seguís? Ya veis, mucha tela... Sé que hay gente que me tacha de ser un tutor "diferente", pero lo que no entienden es que mi proyecto de tutoría va más allá de la clase y del instituto.

Para ello insisto en mi alumnado, y en general a todo el mundo, empezando por mi.


Como decía insisto en que  hay que conseguir, o al menos intentar aprender a ser responsable, aprender a ser respetuoso, aprender a ser empático y aprender a autocontrolarse.

Esta semana para abrir boca comenzaremos por la cortesía. Creo que será lo mejor empezar por lo fácil.

Según el diccionario de la RAE: Cortesía: Demostración o acto con el que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona.

En otras palabras, ser amables, pedir las cosas con educación, mostrar agradecimiento,
evitar decir tacos, ser puntuales, no faltar a clase, etc. Son pequeñas cosas que cuestan mucho de hacer. Eso sí, cuando se hacen, dan mucha satisfacción al que las hace y al que las recibe. Es una cuestión de hábitos, de desear hacer las cosas bien.

Propongo captar la atención de mi alumnado y sus familias y amigos a través de estos pequeños cambios, que insisto, cuestan mucho de sobrellevar, para después poder incidir en la cultura del esfuerzo y de la satisfacción personal por el trabajo bien realizado.

Padres y madres, ayudadme desde casa. Sé que no tenéis tiempo, pero escuchar a vuestros hijos cuando os hablen sobre esto y animarles a que sean corteses con ellos mismos, conmigo (cuando se produzca mi vuelta) y con vosotros.

Me gusta pensar que  la gente puede aprender cualquier cosa en la vida. A veces no nos damos cuenta de lo interesantes que pueden ser las cosas y nos dejamos llevar por el camino fácil. Es así como nos engañamos a nosotros mismos.  A menudo no reparamos en que acostumbramos  a hacer lo mismo, que suele ser lo fácil. Nuestra mente tiene tendencia al acomodo, pero para crecer hay que pensar.


Y recordar: Para estudiar, hay que vibrar, hay que sentir lo que se estudia. Sólo así se valora el camino recorrido. Nadie dijo que fuera fácil, pero lo hacemos porque queremos. Esta es la clave.

Sed felices

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